Los méritos y logros de la monarca del Reino Unido de Gran Bretaña, Irlanda del Norte y la Mancomunidad de Naciones, Isabel II, son difíciles de cuantificar porque fue la reina que más tiempo permaneció en el trono durante 70 años. Sin duda alguna, su trayectoria política ha estado llena de aplausos, críticas y sobre todo mucha perseverancia en un periodo de cambios que amenazaban la monarquía desde muchos frentes. En Conquista Latino haremos un resumen de sus principales logros.
Isabel II encontró su destino como monarca la encontró a los 25 años cuando la muerte del rey Jorge VI, su padre, la ascendió al trono en circunstancias no esperadas. Era el año 1952 y, desde ese momento, la vida de la reina fue dedicada al servicio de la corona como, garantizando la estabilidad en los momentos más complejos para su país.
Su alta popularidad
Para muchas generaciones, Isabel II fue la única reina no solo para los británicos, sino para todo el mundo. Incluso, los críticos más férreos de la monarquía resaltaron por mucho tiempo la dedicación y entrega de la reina. Una muestra de esto es que, desde que ascendió al trono, Isabel II cobró la popularidad más alta que se haya visto. Según un sondeo para el Kings’s College de Londres, el 76 % de los británicos se declaró satisfecho con la corona y solo el 17 % optó por la República. Cifras realmente avasallantes.
En ese sentido, el mayor logro que Isabel II no fue servir el mayor tiempo posible, sino haberlo hecho por todo lo alto y dejar el trono en una posición más fuerte que cuando lo heredó. Su reinado abarcó prácticamente toda la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, convirtiéndola en testigo de una crisis bastante turbulenta. También le tocó atravesar el Brexit, los avances tecnológicos y el cambio de líderes políticos importantes.
Adecuar su dominio a los nuevos tiempos
Es así que Isabell II superó todos los pronósticos durante un periodo de cambio que amenazaba a la monarquía en muchos frentes. Por ejemplo, la revolución de los medios de comunicación supuso a la institución monárquica entrar en una suerte de rendición de cuentas, en un escrutinio sin precedentes y, en consecuencia, le quitó parte de la mística que la había integrado.
Pero ante este hecho, la reina tuvo una habilidad única para convertir dichas amenazas en oportunidades y aceptó en su momento a los medios como sus súbditos, sobre todo invitando a las cámaras a firmarla en sus paseos y entre la gente. El resultado: una reina mucho más cercana a su gente. Con ello, transmitió distintos mensajes en épocas especiales a los británicos y creó una cuenta oficial en sus redes sociales antes que ninguno de sus nietos.
Sin embargo, otro de los mayores contragolpes que tuvo que enfrentar la reina fue cuando ascendió al trono, porque el imperio se estaba desmoronando en ese momento por los votos a favor de la independencia. Pero Isabel logró detener esa situación ofreciendo su apoyo a un grupo incipiente que su padre había supervisado para las naciones poscoloniales. La reina Isabel II hizo de la Mancomunidad de Naciones una prioridad y, bajo su dirección, pasó de ocho a 54 miembros. A su mando, el dominio del Reino Unido se hizo cada vez más presente.
Rol clave en las labores sociales
Así pues, la reina adoptó una nueva narrativa que mantenía su huella internacional. Con ello, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también ha destacado que la monarquía de la reina ha aportado un gran avance al mundo. En síntesis, la ONU sindica a Isabel II como una autoridad que ha ayudado a reducir conflictos, ha ofrecido ayuda humanitaria a millones de personas y ha estado involucrada profundamente en la lucha contra la pobreza.
Del mismo modo, bajo su rol de reina, dirigió en dos ocasiones a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, debutando en 1957 y siendo la última en 2010. El entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la llamó ‘símbolo vivo de gracia, constancia y dignidad’. Nunca mejor descrito lo que deja para la historia la hoy fallecida reina.
La monarca Isabel II logró hitos importantes para la corona y para la mujer, convirtiéndose en un ejemplo de liderazgo para otros gobernantes y una fuente de orgullo para los británicos y, en general, todo el mundo.