El padre Francesco Spagnes predicaba en la iglesia de Prato
Escándalo en Toscana. La policía italiana detuvo al sacerdote Francesco Spagnes por venta e importación de drogas, pues utilizaba el dinero de las limosnas de los creyentes de la iglesia de Prato para comprar los estupefacientes y luego venderlos. Los montos que ingresaba eran grandes, pues la parroquia estaba en una zona residencial y sus asistentes eran en su mayoría de alto nivel económico.
Pero Spagnes no solo vendía drogas, pues también se pudo descubrir que con el dinero de los feligreses organizaba fiestas sexuales, a las que acudían importantes médicos, gerentes bancarios y empresarios. Estas celebraciones albergaban hasta a 200 personas y las convocatorias se realizaban por internet.
El juez de instrucción ordenó que el pastor sea recluido en prisión domiciliaria. Mientras tanto, el obispo de Parco declaró sentir dolor y consternación, aunque no sorpresa, pues durante sus confesioes Spagnes le reveló haber consumido drogas.