Regreso al aprendizaje presencial. Los gobiernos de Colombia y Venezuela decidieron ordenar el retorno a las aulas a pesar del crecimiento de la variante Omicron del Coronavirus.
Vuelta a clases. Colombia y Venezuela fueron de las naciones más golpeadas por el COVID-19 en todo Sudamérica, pero aun así mantienen un camino marcado con un objetivo claro: Volver a la normalidad tradicional. A pesar de la reciente ola de contagios causada por la variante Omicron, Colombia y Venezuela autorizaron el regreso a clases presenciales a nivel escolar.
Colombia registró el último sábado 15 de enero el récord de contagios en un solo día desde que inició la pandemia, detectando 35.000 casos en 24 horas. A pesar de estos registros negativos, más de 10 millones de estudiantes volvieron este lunes a sus escuelas de manera gradual.
“Con plena presencialidad y sin restricción de aforos en los establecimientos educativos, estudiantes de colegios públicos y privados fueron llamados a retomar las clases presenciales y sin exigencia de un certificado de vacunación”, indicó la ministra de Educación Nacional de Colombia, María Victoria Angulo.
«El regreso a clases para nadie es un secreto que es lo mejor que a los niños les puede pasar, en cuanto al tiempo como padres, obvio, es un tiempo que nosotros tomamos para trabajar para organizarnos, para hacer muchas actividades, entonces eso nos ayuda mucho», dijo Sandra Ospina, madre de familia de un colegio de Bogotá.
Por su parte, Venezuela también decretó el regreso a clases presenciales, solo que con la norma del 50% de aforo.
«Ya estamos atendiendo a la población estudiantil con una matrícula de 1.498 alumnos. Es un número alarmante, pero esta matrícula fue distribuida de manera meticulosa por el comité de horarios desde el jardín de infantes hasta el quinto año de bachillerato, donde los niños y jóvenes están siendo atendidos en grupos de menos de 20 alumnos por aula”, mantuvo el director de la escuela Wilmer Marcano.
Según información de UNICEF, dos de cada tres niños siguen sin asistir a clases presenciales en América y el Caribe. Aproximadamente, 86 millones de niños siguen fuera de las aulas de aprendizaje.