Acabó en trifulca. Honduras atraviesa una dura crisis política tras la juramentación de dos directivas parlamentarias de manera simultánea.
Gritos, golpes, manifestaciones multitudinarias y lucha de poderes políticos. La diplomacia de Honduras sufre una dura crisis luego de que dos juntas directivas se disputen la legalidad para dirigir el Parlamento.
La dirección del congreso nacional atraviesa una gran pugna para averiguar su próximo mandamás. El último domingo 23 de enero, Jorge Cálix, parlamentario del partido Libertad y Refundación (Libre), fue escogido nuevo presidente del Congreso Nacional de Honduras en una sesión celebrada en el club campestre Bosques de Zambrano.
Sin embargo, en las instalaciones del Congreso se desarrolló paralelamente otra sesión donde se juramentó a Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras (PSH), como presidente del Legislativo.
Dieciocho diputados del partido del gobierno se han opuesto al nombramiento de Luis Redondo como nuevo presidente del congreso. Redondo pertenece al Partido Salvador de Honduras que obtuvo 10 diputados y forma coalición de gobierno con Libre, el partido de la presidenta Xiomara Castro que obtuvo 50 votos de un total de 128 escaños y necesita gobernar en coalición.
Inmerso en esta guerra civil política, Redondo dijo: «Hoy los diputados del Congreso Nacional han actuado oportunamente en la protección de una acción que pretendía consumarse este día para tomar el control de las estructuras criminales que han gobernado este país; pretendían tomar el control de este poder legislativo”.
Tras este hecho, los diputados opositores celebraron una ceremonia fuera del parlamento para elegir otro presidente del congreso en un club de campo a 20 kilómetros de Tegucigalpa. Todo esto se dio cuatro días previos a que la presidenta electa, Xiomara Castro de Zelaya, jure a su mandato.
La mandataria electa del país hondureño, Xiomara Castro, se refirió al altercado entre partidos políticos: «Sobrepasamos el 51% justamente para sacar esta dictadura, y no solamente la dictadura, es sacar las prácticas que han llevado a cabo la dictadura. El pueblo se pronunció y hay que respetar al soberano, la decisión que el soberano tuvo y si nosotros como pueblo hondureño seguimos aceptando esas prácticas, entonces prácticamente lo que estaría sucediendo en el poder legislativo es entregarle nuevamente a la dictadura el control de un poder del estado”.