Tanto las apostillas como la legalización certifican el origen del documento y no afectan a su contenido
La traducción de documentos redactados en lengua extranjera distinta del italiano para uso de las autoridades italianas está asociada a tres servicios esenciales: certificación jurada, legalización o apostilla. Para asegurarse de disponer de un documentar traducido que cumpla con los requisitos burocráticos del caso, es fundamental saber cuál de los tres trámites es necesario en cada caso individual.
L’apostille consiste en un sello colocado por el gobierno de uno de los estados firmantes del Convenio de La Haya de 1961. La apostilla certifica la calidad de la persona que firmó/emitió el documento, la veracidad de la firma y la identidad del sello, pero no el contenido del documento.
En Italia existen dos oficinas encargadas de colocar la apostilla:
- Prefettura donde estan apostillados los documentos expedidos por el Municipio, la Cámara de Comercio y las escuelas.
- Procura della Republica que normalmente se ocupa de apostillar documentos legales, por ejemplo: el certificado de antecedentes penales, documentos firmados por un funcionario judicial, etc.
En cuanto a la Legalizzazione, no es suficiente el sello colocado por la Questura, sino que el documento debe estar provisto tambien del sello Consulado/Embajada del país de referencia donde luego se debe utilizar el documento.
Por último, la traducción jurada se oficializa mediante el juramento del traductor que afirma, dentro de un departamento especial del Tribunal, haber realizado una traducción fiel y correcta del texto presentado. El traductor puede ser:
- Un traductor nativo
- Una figura profesional (traductor, interprete, perito u otro) inscrita en el registro de asesores técnicos del Tribunal competente.
- Una figura profesional (traductor, intérprete, perito u otro) inscrita en la Asociación de Peritos y Peritos de la Cámara de Comercio de Industria y Artesanía competente.
Cabe destacar que la traducción jurada tambien puede necesitar legalización, en este caso entendida como certificación de la firma y calificación de quien emitió el documento, se refiere precisamente a la certificación con la que el traductor asume la responsabilidad de la autenticidad y veracidad de la traducción realizada.