¿Cómo elegir un buen abogado en Italia? Cuando te enfrentas a un problema legal, a menos que conozcas a un profesional de confianza, elegir un abogado siempre es un momento complicado.
La primera dificultad que suele encontrarse es que el abogado debe ser elegido en poco tiempo. Puede ser que estés atravesando por un problema grave, y la única manera de resolverlo sea pidiendo la ayuda de un profesional. Otro problema puede ser la falta de contactos con el territorio. Si eres un latino recién llegado a Italia y, por problemas legales, tienes que dar cuenta al Gobierno de tu situación, la necesidad resulta siendo incluso más urgente.
Para elegir al abogado adecuado, solemos tener en cuenta algunos elementos fundamentales:
- Alcance del problema jurídico. Si antes un despacho de abogados podía ocuparse de “más o menos todo”, hoy los estudios se distinguen por las materias en las que se especializan. Por lo tanto, es necesario elegir un experto en el campo específico en el que debe resolver su problema. Ya sea en el ámbito penal, civil, laboral, propiedad intelectual, etc.
- Experiencia del abogado. Es fundamental que el profesional elegido conozca casos similares a aquel por el que fue contactado. Evita buscar un profesional novato. Lo barato puede salir caro en caso tengas un problema complejo.
- Reputación. La opinión de los antiguos clientes puede ser un buen elemento para descifrar la fiabilidad del abogado. Puede apoyarte en plataformas de networking como Linkedin.
- Remuneración del abogado. La remuneración de un abogado puede variar en función del tipo de servicio solicitado, la cantidad de actividad realizada, las dificultades que surjan durante la relación y muchos otros factores. Es posible, sin embargo, obtener inicialmente una estimación sobre los costos previsibles, para tener una relación transparente y serena con el profesional desde el principio.
¿Cómo se calculan los honorarios de un abogado?
El monto de la remuneración es libre, por lo que puede ser pactada entre el profesional y el cliente en diversas formas. Actualmente ya no existen las tarifas mínimas. En consecuencia, el abogado puede pactar cualquier contraprestación, cualquiera que sea la cobrada en el mercado pero, si pide una compensación excesiva o desproporcionada en relación con la naturaleza y cantidad de los servicios prestados, incurre en una conducta éticamente incorrecta.