Este tipo de despido suele darse por un incumplimiento grave del trabajador dentro de su centro de labores
El despido por giusta causa no puede darse a menos que exista una razón real para despedir al empleado. En ese caso, el trabajador puede ser retirado de la empresa solo si hubiera un incumplimiento dentro de sus funciones, lo cual legitima al jefe para adoptar esta sanción disciplinaria. De lo contrario, el empleado cuenta con la posibilidad de impugnar la decisión.
Para empezar, es importante recordar que todo tipo de despido debe respetar la forma escrita. Por tanto, aunque el trabajador haya cometido una acción muy grave, el empresario no puede despedirlo de un momento a otro. Según la jurisprudencia, el requisito de forma escrita del despido puede realizarse de cualquier forma: esto quiere decir que no es necesario acogerse a una carta certificada o a un pec.
Esta acción pierde legitimidad siempre que el trabajador no haya cometido ningún acto que justifique su despido inmediato. En concreto, este acto es ilegitimo en los siguientes casos:
- Por una infracción menor.
- En caso de recurrencia.
- Por condenas penales anteriores al establecimiento de la relación laboral.
- Con un retraso considerable respecto al momento en que se produjo el hecho, aunque éste haya sido grave.
Si se tratara de un despido ilegítimo, puede ser impugnado mediante comunicación escrita que deberá dirigirse al empleador dentro de los 60 días siguientes a la notificación de la medida disciplinaria al trabajador. Posterior a ello, el empleado cuenta con 180 días para presentar un recurso judicial ante el tribunal explicando los motivos que harían ilegítimo el despido.
En caso el juez haya decidido impugnar la decisión del empleador, el despido podrá ser anulado o retrotraído a los menos graves de causa subjetiva justificada con el correspondiente derecho del trabajador a recibir una indemnización anticipada.