La vivienda del exfuncionario se hallaba rodeada por unos 600 policías desde el día lunes, cuando enviaron a las autoridades hondureñas la solicitud de extradición desde Washington.
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, se entregó el día de ayer 15 de febrero luego de ser objeto de un pedido de captura y extradición por parte de los Estados Unidos, quien lo acusa de narcotráfico, corrupción y manejo ilegal de armas.
Hernández, quien salió de su residencia ubicada en la capital de Tegucigalpa, se encontraba vestido de color azul e inmediatamente los efectivos policiales le colocaron un chaleco antibalas y lo esposaron en las muñecas y tobillos. Posteriormente, fue llevado ante un juez.
No obstante, de acuerdo a las declaraciones del portavoz de la Corte Suprema, Melvin Duarte, indicó que poco antes de la detención, un juez de Justicia hondureña emitió una orden de captura contra el exmandatario, en el cual debía «decidir si se emite una orden de aprehensión», la cual terminó realizándose.
Pese a su entrega, Orlando Hernández rechazó todos los cargos que se le imputan y sostiene que durante su periodo como jefe de Estado (2014-2022) entregó a muchos narcotraficantes. Sin embargo, los opositores a su gestión indicaron que también cuenta con actos ilegales en cuanto a contratos de infraestructura y suministros utilizados para combatir la pandemia de la COVID-19.