Se calcula que las empresas impugnaron unos 21 millones de euros en facturas que nunca existieron
MILANO. Inmigrantes extranjeros fueron explotados por unas empresas que terminaron clausuradas por las autoridades italianas luego de descubrirse que cometían fraude fiscal.
Se trataba de un conglomerado corporativo que gestionaba sus actividades por un plazo máximo de dos años, cerraban y luego volvían a crear nuevas compañías para repetir sus trabajos y así evitar que la policía los detecte.
Estas empresas, cuentan las autoridades, contrataban mayormente a personal extranjero, ya sean latinos, africanos, no pertenecientes a Italia y luego los derivaban a otras compañías para que los gestionen.
A raíz de esto, el conglomerado clausurado emitía facturas inexistentes para ahorrar en cotizaciones y reducir el IVA por trabajadores que no eran de ellos. La guardia financiera cuenta que “estos extranjeros llevaban trabajando para las empresas aún después que cerraban cada dos años, pues trasladaban a sus empleados y a sus clientes a las nuevas empresas que se creaban al cerrar las antiguas”.
Se calcula que aproximadamente se impugnaron 21 millones de euros en facturas por transacciones inexistentes. La policía incautó los lugares donde se articulaban las actividades del conglomerado, incautando así a 16 viviendas, dos motos Harley-Davidson, 340 mil euros en efectivo, 60 mil dólares y algunos relojes de lujo.
El informe indica que el juez que llevó el caso, ordenó 14 medidas cautelares personales, nueve prisiones preventivas, cuatro arrestos domiciliarios y la obligación de informar sobre todas las actividades a la policía.