Al comenzar su mandato, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele le declaró la guerra a las pandillas para reducir la tasa de homicidios del país, pero ¿No estará excediéndose y rompiendo algunos derechos humanos?
A pesar de nunca lo dijo, a Nicolás Maquiavelo se le atribuyó la frase “el fin justifica los medios”. Una frase que, si se aplica en el área de los derechos humanos, se vuelve tema de debate. Y no es por nada la razón, pues la situación de El Salvador deja mucho qué pensar.
El problema
El país salvadoreño tiene dos problemas fuertes: el pandillaje y los homicidios. Estos dos temas son la gran preocupación social del país. El aumento de las pandillas provocó el aumento de la delincuencia, y a la vez, provocó el aumento de homicidios.
La situación había llegado al punto que para el año 2015, había 103 homicidios por cada 100 mil habitantes. Una cifra alarmante si se considera que en el Salvador había solo 6.325 millones de habitantes. La población del país es menor que la ciudad peruana de Lima que tiene 10 millones.
La guerra
Al entrar Nayib Bukele a la presidencia en el año 2019, este decidió “poner en orden” al país. Lo consiguió de manera relativa, pues logró lo que muchos pedían: menos homicidios. Había logrado que para el año 2020 la tasa de homicidios baje hasta 19.5 por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, no todo era alegría.
Salvador Paiz en su artículo para el diario “República” de Guatemala comenta que “todo indica que la paz en las calles fue comprada”. También dijo que “esa paz tenía una fecha de caducidad que ya expiró”. Con esa paz concluida, la guerra comenzó.
La tasa de homicidios volvió a incrementarse de forma repentina. La semana pasada se cometieron 76 homicidios en 48 horas, supuestamente perpetuadas por las pandillas. Ante esto Bukele, decretó el estado de excepción, saltándose normas democráticas básicas extraordinarios para “garantizar la seguridad ciudadana”.
Ahora la policía detiene a las personas sin necesitar una orden de arresto. El decreto arremetió también con la prensa, reproducir o transmitir mensajes que proceden de las pandillas les dará una pena de hasta 15 años. Vale resaltar que, Bukele hace poco dijo que, si los homicidios continúan en aumento, dejará a los presos sin comida.
La preocupante situación ha hecho que muchos salvadoreños, en su desesperación, decidan migrar a países vecinos como Guatemala u Honduras. ¿Por cuánto tiempo durará esto?