El país dominicano alberga a unos 500 mil haitianos que buscan mejores condiciones de vida. Sin embargo, este fin de semana, la edificación de una barrera de concreto buscará frenar la inmigración ilegal y el comercio ilícito entre ambos territorios.
El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, inició el día de ayer domingo 20 de febrero, la construcción de un muro de 160 kilómetros a lo largo de la frontera de su país con Haití, un controvertido proyecto que, según él, ayudará a «controlar» la inmigración ilegal y el crimen.
En declaraciones, el mandatario señaló que esta barrera «beneficiará a ambos países, ya que permitirá controlar de manera mucho más efectiva el comercio bilateral, regular los flujos migratorios para luchar contra las mafias de trata de personas, el narcotráfico y la venta ilegal de armas».
El elegido presidente en el 2020, cuya lucha contra la inmigración ilegal era una de sus propuestas ganadoras, prometió construir este muro durante el 2021. Sin embargo, dado a la pandemia por COVID-19, tuvo que ser aplazado. No obstante, la obra generará un costo de 31 millones de dólares y tendrá una duración de nueve meses.
La primera etapa del proyecto contará con 54 kilómetros de cerco «en las zonas más pobladas y sensibles de la frontera», según Abinader. Una segunda etapa ampliará el muro en 110 km, extendiéndose así sobre 164 de los 380 kilómetros de la porosa frontera que comparten con Haití.
Sin embargo, diversas organizaciones de defensa de migrantes criticaron la decisión del jefe de Estado dominicano, pues, sostienen que la construcción del muro provoca actos de “xenofobia y racismo”. Además, autoridades haitianas no se muestran de acuerdo con la construcción, pues, indican que «el verdadero muro es el económico y la corrupción».