El trabajador tiene la oportunidad de impugnar el despido dentro de los 60 días con una carta enviada al empleador
La perspectiva de perder un trabajo se vive con especial preocupación, sobre todo si se trata de un momento donde no existe una economía estable dentro del hogar. En caso de que el despido no reúna todos los requisitos de legitimidad exigidos por la ley, el trabajador puede obtener una serie de amparos para hacer respetar sus derechos en el trabajo.
Es importante tener en cuenta las diferencias entre el despido y la renuncia, en el primero, es el empleador quien interrumpe la relación laboral, mientras que la renuncia es una decisión que el trabajador toma por distintos motivos.
Para distinguir los tipos de despido, se debe considerar que existen tres modalidades: el despido por causa justa, despido por causa justificada y despido por causa objetiva justificada. Si el trabajador desea protegerse ante cualquiera de las tres modalidades de despido, puede hacerlo tomando como referencia la siguiente posibilidad:
- El plazo estricto a respetar para no incurrir en la caducidad, estipulado dentro de los primeros 60 días a partir de la fecha en que recibió la carta de despido: A partir de la fecha en que el trabajador remita el escrito de recurso extrajudicial contra el despido, comienza a correr el segundo plazo de 180 días para la interposición judicial en el registro del juez competente en la materia.
No obstante, para tener la seguridad de los motivos del trabajador se necesitan saber las protecciones a las que podría acceder en caso de un recurso contra el despido ante un juez: si se tratase de empresas pequeñas con un número menor de trabajadores, el trabajador puede obtener como máximo una indemnización por daños y perjuicios equivalente a seis meses de su salario. El mismo tratamiento aplica para los casos de despido discriminatorio, o sea, despidos por una característica personal del trabajador como el género, la opinión política, la fe religiosa, entre otros.